viernes, 25 de febrero de 2011

Tetto love capitulo 36

Te ayudo a subir al auto.
Luego el subió igual.

Jaime: Ahora… (Encendió el auto) hacia una aventura (rio)

Llevaba mucho tiempo manejando.
Iba tarareando una misma tonada. Y nunca habías podido descifrar de que canción se trataba.
Hacía mucho calor dentro. Tenías mucha sed, las gotas de sudor pasaban por tu frente, odiabas esa situación.
Veías por tu ventanilla y no había más que arena, montañas alejadas, y de vez en cuando coches, camionetas y camiones.
Volteabas hacia Jaime, y él se veía muy normal, fresco, y feliz. Y tu muriéndote del calor.
Por fin viste algún lugar con personas, había una tienda, una gasolinera.

Tú- ¡Jaime!- Señalaste hacia ese lugar- ahí hay una gasolinera (Volteaste a verlo con una gran sonrisa)

Jaime: No tenemos tiempo. Además todavía tenemos gasolina (Se encogió de hombros)

Tú te acercaste a él y miraste cuanta gasolina quedaba. La verdad era que no tenían mucha.

Tú- Pero Jaime…

Jaime: No te preocupes, hay otra estación más adelante

Tú: Claro (Frunciste el entrecejo y cruzaste los brazos)

Viste que Jaime no te hacía caso, querías que se diera cuenta de tu enojo. Cruzaste la pierna y empezaste a moverla nerviosamente.
Pero no lograste llamar la atención de Jaime, al contrario, el empezó a tararear la misma tonada que hace rato.
Volteaste a ver atrás, viste la estación de gasolina ya un poco lejos.
Ahora estabas más enfadada y molesta.
Empezaste a morder tus labios tan fuerte que temiste que te saliera sangre.
Al paso de más o menos un cuarto de hora, el coche empezó a emitir un extraño sonido.

jaime: ¡hey! ¿Qué pasa?

Y por fin el auto se paro.Jaime se quedo perplejo mirando el volante.
Tú te acercaste discretamente hacia él, y pudiste ver que ya no había gasolina.
Primero, sentiste satisfacción por lo que le había pasado a Jaime, luego te sentiste mal por lo primero, pero después un gran enojo llego desde tu estomago, sentiste como un nudo crecía en tu panza.

Jaime: Ya no hay gasolina

Tú: (reíste, fue un seco y grosero) ¡ja!

Te sorprendiste por lo mal que se escuchaba.

Jaime: Tendré que empujar el auto, para que no estorbe (Bajo del coche sin esperar respuesta)

Tú bajaste también, aunque con especial cuidado para que la puerta hiciera mucho ruido.Jaime ya estaba atrás del auto empujándolo.Pensaste en ayudarlo, pero en vez de eso le diste la espalda y miraste a tu alrededor.
No había nada, ni un auto, ni un animal, ni una nube, estaba desierto ese lugar.
Y lo situación empeoraba. El sol estaba justo encima de sus cabezas y era insoportable estar ahí.
Cuando volteaste a ver a Jaime, ya había movido el automóvil para que no estorbara.

Jaime: Debemos ir por gasolina

Ibas a repetir tu ¡ja! Pero pensaste que ya era suficiente, preferiste no responder.
Él fue adentro del coche. Escuchaste que movió algunas cosas. Salió con un envase, pensaste que seria para la gasolina.

Jaime: ¿Me quieres acompañar?

Tú: (tomaste aire y cruzaste los brazos) No, gracias( Le diste la espalda y te encaminaste rápidamente al auto, abriste violentamente la puerta, entraste y la cerraste tratando de hacer mucho, mucho ruido)

Y pareció que funciono.
Te quedaste sentada, no querías voltear, pero no fue necesario. Podías ver desde tu asiento por el espejo.
Viste que Jaime se había quedado unos segundos ahí parado observándote.
Pero de pronto te dio la espalda y se fue arrastrando los pies haciendo levantar mucha tierra.
En ese momento querías bajar del auto, ir corriendo detrás de él y acompañarlo.
Pero te quedaste sentada, pensaste que sería lo mejor.
Te sentías pésima, además de lo horrible que era ese lugar, te sentías muy mal por lo de Jaime.
Dentro de ti había una especie de sentimiento feo, no sabias explicarlo muy bien, pero era muy deprimente.
Después de unos minutos ese sentimiento se fue opacando, aunque otro nuevo fue asomándose, miedo.
El sol ya no estaba justo arriba de ti, ya estaba un más allá. Ya había avanzado más de un cuarto más. No creías lo rápido que el tiempo había pasado.
Te alarmaste. Jaime no llegaba y tú estabas sola, en esa carretera solitaria. Y por tu experiencia viendo películas de terror ese era uno de los momentos exactos para que un demente saliera y te matara. O algún ente extraño llegara y también, te matara.
Cerraste las ventanas de ambos lados con un poco de desesperación.
Observaste a tu alrededor. Nada.
Te tranquilizaste un poco más. Te recostaste en el asiento. Ibas a tratar de relajarte.
Cerraste los ojos.
Recordaste cuando conociste a Jaime. A ese hombre tan maravilloso, al que amabas y que el a ti. La primera vez que viste sus ojos, su boca en vivo.
Recordaste la primera vez que estuviste con el. Lo bien que te había hecho sentir. Lo segura, lo feliz, lo tranquila que estabas.
Luego de que todos esos recuerdos hicieran que sonrieras. Recordaste los malos.
Lo mal que te sentías cuando te dejaba sola por ir con sus amigos, y lo culpable que te sentías por eso.
También recordaste cuando esa maldita chica besó a Jaime.
La sonrisa que se había dibujado en tu rostro había desaparecido tan rápido. Y unas ganas por llorar te invadieron.
No sabias si era porque estabas deshidratada o porque no tenias ganas, pero las lagrimas que pensaste que empezarían a correr por tus mejillas, no aparecían.
Recargaste tu cabeza al respaldo. Respiraste profundamente.
Escuchaste un sonido fuera del coche, te exaltaste mucho.
Giraste hacia la ventanilla del conductor.
Por suerte era Jaime. Parecía que estaba llenando el tanque. Mientras lo hacía, tu lo observabas. Querías que sus miradas se encontraran.
Pero no fue así.

Continuara...........

No hay comentarios:

Publicar un comentario